miércoles, 27 de enero de 2016

Un regalo elegante

Qué buena costumbre es esa de reunirse a comer en familia o con amigos y luego quedarse charlando de lo divino y de lo humano hasta bien entrada la tarde… Y esto tanto en verano todavía con el olor a sal y a mar en nuestra piel por el baño en la playa matutino, como en invierno, en la sierra, tras una larga caminata por el monte y cerca de un fuego…

¡Qué buena costumbre es la sobremesa…! También la siesta…. española…. pero me quedo con una interesante, relajante y enriquecedora sobremesa. No hace falta que se hable siempre de cosas serias y profundas, con pasar un buen rato entre risas con gente querida hablando de lo que se tienen en común es suficiente…. Es uno de esos placeres en la vida que deberíamos empeñarnos en no perder. Y para una buena sobremesa, hay que crear ambiente…

Si es en nuestra casa, hemos de pensar quién y cuántos vienen a comer, qué les puede gustar, preparar el menú, pensar la presentación de la comida siendo un poco creativo, algo de música de fondo y fundamental la decoración de la mesa.

Me contaban hace poco que intentando enseñar a comer educadamente a chicos adolescentes, se les invitaba a comer en su colegio a un comedor más pequeño con la misma comida, pero en una mesa con mantel. Los chavales aseguraban que la comida sabia mejor… y ¡era la misma…! Y es verdad… comiendo sentado, sin correr, con una buena presentación de la comida y con un mantel bonito sobre la mesa, la comida sabe mejor.

Así que el regalo estrella de estas Navidades ha sido… un mantel.

De todos los tipos…. De tela y también resinados, pensando en las familias con niños pequeños. Grandes y pequeños, cuadrados y rectangulares, según el tamaño y forma de la mesa. Lisos o estampados. Con grecas o sin ellas. Con más o menos caída. Con las servilletas con la misma tela que el mantel o haciendo juego en la misma gama de colores…. Con telas navideñas o festivas para navidad y también para otras épocas del año… Cuando no era sorpresa intentaba que fuesen a juego con vajillas o con la decoración de la casa… Y ¡ha sido todo un éxito…! Han gustado muchísimo…

Además, he disfrutado mucho buscando telas, eligiendo colores, intentando combinar la vajilla con las cortinas del comedor o con la tapicería de las sillas y/o con el bajo plato y la vajilla. A veces no era fácil, pero me he divertido mucho y la gente estaba encantada. Muestra de ello son las fotos que mandaban luego con sus mesas preparadas y el mantel puesto.


Creo que ha sido una idea personalizada y sencilla de darle un toque elegante a la mesa en la celebración de estas fiestas…

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